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BISABUELA

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Mi bisabuela sólo hablaba mixteco, recuerdo una sonrisa en su rostro, su cabello largo en dos trenzas, lleno de canas, tenía unas manos ásperas, duras, morenas, cuando me acariciaba el rostro con ellas me parecían tan fuertes y a la vez tan tiernas, siempre tenía una tos que asustaba, era por todos los años que había pasado junto al fogón. 

Su nombre era Teresa Cruz, una de las tantas veces que fuimos a verla la encontramos cubierta de sangre, en su rostro la sangre tostada atraía moscas, estaba abrigada por un rebozo negro, arrinconada en el suelo sobre un petate, no recuerdo muchos detalles, era sólo una niña, los adultos conversaban entre ellos, reclamaban por qué no la habían llevado al médico viendo su estado, recuerdo que me quedé con mis primas mientras la llevaban a la clínica del pueblo, yo me preguntaba: ¿qué había pasado?, ¿por qué mi abuela estaba así? Pero no decía nada.

Después me explicaron o yo escuché, que fue el abuelo, él en un arranque de ira le aventó un temolote, una piedra en la cabeza, por coraje, celos... Años después murió el abuelo y mi bisabuela tuvo los últimos años de su vida con mucha paz.

Que nunca más sea necesario esperar tantos años para vivir sin miedo, para vivir libres.

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Autora: Rocío

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